Si una cosa debería estar clara a estas alturas es que nuestro mercado laboral no funciona y no lo hace por sus excesiva rigidez ya que muchos países sufren la crisis pero ninguno soporta tasas de paro tan altas como el nuestro. Esto es lo que trata de subsanar la nueva ley que, en su exposición de motivos afirma:
La reforma laboral que recoge este Real Decreto Ley es completa y equilibrada y contiene medidas incisivas y de aplicación inmediata, al objeto de establecer un marco claro que contribuya a la gestión eficaz de las relaciones laborales y que facilite la creación de puestos de trabajo, así como la estabilidad en el empleo que necesita nuestro país.
Apoyar el empleo juvenil
Es muy importante en cualquier circunstancia apoyar el empleo de los jóvenes, la ley así lo reconoce:
En el supuesto de que el primer contrato de trabajo
concertado por la empresa se realice con un menor de 30 años, la empresa tendrá
derecho a una deducción fiscal de tres mil euros.
Lo que ocurre es que las PYMES no están para estas ayudas y prefieren contratar directamente con salarios muy bajos que los jóvenes no están dispuestos a aceptar porque están acostumbrados al subsidio de los cuatrocientos euros.
Cambios insuficientes
A pesar de todo, los cambios que hace unos años habrían contribuido a evitar la catástrofe de la situación actual, se quedan ahora cortos son insuficientes para lograr el efecto deseado de cambiar la tendencia de destrucción de empleo, antes al contrario, sirven de acicate para el aumento de los despidos, pues ¿que sentido tiene establecer una indemnización en esta situación de verdadera emergencia?
Por ello, el presente real decreto-ley generaliza para
todos los despidos improcedentes la indemnización de treinta y tres días.
Treinta días supone una enormidad, el desempleo no lo va a ralentizar el gobierno con medidas de esta clase como ya se ha visto por los resultados de la última EPA.
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