Injusticias de la Justicia

La última de las aberraciones legales ha tenido lugar hace un mes y tiene como protagonista a un cliente de nuestro despacho al que su ex-mujer le puso una denuncia por incumplimiento de la sentencia de divorcio en cuanto al pago de la pensión de la hija mayor.
Resulta que esta muchacha tiene veintiún años de edad, estudia y trabaja en Estados Unidos y, para mayor gloria de nuestro sistema legal y de nuestros jueces, vive en casa de unos amigos del padre en Nueva York.

Cuando la niña cumplió la mayoría de edad su padre que, como tantos otros no tiene buenas relaciones con su exmujer, llegó a un acuerdo con ella para darle el dinero directamente, además de pagar sus estudios y sus caprichos (como por ejemplo comprarle un coche).

Andando el tiempo la madre parece haber convencido a la hija para reclamar las cantidades que ha recibido esta pero que no han pasado por manos de aquella. La hija accede a testificar y miente en sede judicial al afirmar que no ha recibido cantidad alguna.

La defensa presenta los recibos de los pagos de la universidad y las transferencias realizadas pero nada de esto es suficiente para el juez. Finalmente el padre es condenado a volver a pagar las cantidades desembolsadas desde hace tres años.

Es el triunfo de la necedad sobre la justicia, de la necedad de los jueces españoles que no tiene límites.